Sólo necesitas utilizar tus propias manos para beneficiarte de todas las ventajas del masaje facial: piel más elástica, aspecto más relajado, cutis más luminoso… ¡Te enseñamos cómo hacerlo en casa!

La gran mayoría de firmas cosméticas de alta gama hace años que redescubrieron los beneficios del masaje facial y muchos de sus tratamientos cosméticos se aplican con estos movimientos manuales para lograr unos resultados perfectos. El masaje facial ayuda a que la piel aumente la producción natural de colágeno y elastina, las sustancias que cohesionan la piel y la mantienen elástica y flexible. Los masajes en la cara también activan la circulación de la sangre, favoreciendo un mayor aporte de oxígeno a la zona facial. En casa, también puedes lograr fantásticos resultados masajeando tú misma el rostro. Sólo necesitas un sérum adecuado a tu tipo de piel, o tu crema hidratante facial, a la que puedes añadir unas gotas de aceite esencial para multiplicar los beneficiosos efectos del masaje sobre tu piel. Especialmente recomendables son el aceite de rosa mosqueta, el de germen de trigo o el de almendras. Cualquier tratamiento que sigas para el cuidado de tu rostro será mucho más efectivo si lo aplicas con un masaje, ya que los principios activos cosméticos penetran mejor en la piel.

¿Cómo se hace?

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Antes de iniciar cualquier tipo de masaje en el rostro, conviene desmaquillar la piel en profundidad, para retirar cualquier resto de maquillaje o suciedad. Pasa un tónico con un algodón. Con la piel ya limpia, empieza el masaje, empezando siempre por el escote hacia la barbilla, ya que el cuello es fundamental en este masaje. Pasa los dedos con las manos abiertas, alternativamente, hasta llegar al mentón. Los movimientos deben ser firmes y algo rápidos. Empieza por el centro y ve abriendo los movimientos en dirección a los hombros. En el cuello, los movimientos deben ser siempre hacia arriba, para ayudar a combatir el efecto de doble mentón.

Después, desde la barbilla, sube hasta las mejillas dibujando pequeños círculos con la yema de los dedos. En las aletas de la nariz, dibuja los círculos con los pulgares. En la zona de los labios, pasa la mano abierta de lado a lado para masajear de derecha a izquierda y volver, con el dedo índice sobre el labio superior y el corazón bajo el inferior. Si lo haces alternativamente con ambas manos, potenciarás el resultado.

En la frente, empieza masajeando justo sobre la nariz, entre las cejas, y asciende hacia arriba y hacia las sienes. Finaliza con un masaje con las palmas abiertas, de un lado al otro. Finaliza el masaje con movimientos rotatorios ascendentes justo sobre las cejas, en el centro, para ayudar a levantar los párpados.