Nuestro ritmo de vida acelerado, las preocupaciones en un momento difícil como el actual, los problemas derivados de la crisis, el exceso de trabajo o la falta de él, una ruptura emocional, una decepción… Pueden ser muchas las causas de que, día a día, vayamos acumulando tensión en nuestro organismo. La tensión, como el estrés, la ansiedad, la angustia, etc.. va haciendo mella en nuestro cuerpo de forma progresiva y, si no le ponemos remedio a tiempo, puede acarrear lesiones degenerativas que tendrán una difícil solución.

Más aún, debemos anticiparnos a la aparición de síntomas de tensión y aplicar pequeñas soluciones cotidianas que nos reportarán grandes beneficios a corto, medio y largo plazo.

Masaje con café, avena, chocolate.