Cuando hablamos de buena nutrición, hacer ejercicio y en general mantener buenos hábitos como tomar ocho vasos de agua diario, poca grasa, etcétera, se coincide en algo: estamos básicamente de acuerdo. ¿A quién no le gustaría, tal y como los nutriólogos recomiendan, hacer ejercicio para mantenernos en forma (y de paso guapos) y bueno, bueno, todo lo demás?
Lo cierto es que no es tan fácil y, curiosamente, pasa lo mismo con el tema de la postura corporal. ¿A quién no le gustaría estar siempre erguido, bien sentado o bien parado? En fin, observar siempre una postura adecuada y dejemos a un lado el término «socialmente adecuada» y quedémonos con el «saludablemente».
Cuántos achaques de dolores de espalda, la famosa «ciática» y problemas respiratorios podríamos ahorrarnos si conserváramos la postura y los movimientos correctos. Pero al igual que la nutrición, no es cosa fácil y Robert Rickover lo explica: Hay muchas causas por las que una persona empieza a adoptar malos hábitos posturales. ¿Dónde comienza todo? Por supuesto que existen infinidad de razones; un traumatismo corporal, abuso físico o emocional, por mencionar un par de ejemplos.
Pero la mayor parte se debe a dos factores, la imitación inconsciente de los niños hacia los adultos y los efectos de sus experiencias tempranas en el salón de clases, y puede vívidamente constatar esto en muchas ocasiones.
En una de ellas, por ejemplo, estábamos en un restaurante; un grupo de niños y adultos jugaban en una mesa, fácilmente pudimos asociar a dos pequeños con sus padres en relación a sus posturas: estaban jorobados y si nos fijamos en los hábitos por familias son muy parecidos. Es chistosísimo observar este fenómeno.
Un infante aprende por observación de la gente que lo rodea y son adeptos a copiar patrones fuera de lo común, tal como caminar como tortugas enconchadas.
Y en la escuela ni se diga. Los famosos pupitres generalmente no tienen dónde ajustarse para distintas alturas, lo que obliga a los estudiantes a encorvarse o tener las piernas engarruñadas (dato curioso, estaba leyendo recientemente que en Estados Unidos muchos legisladores trabajan en una ley para que los trabajadores tengan acceso a muebles diseñados ergonómicamente).
Y sigue Robert comentando, «Recomendaría a los padres hacer una visita a las escuelas de sus hijos y verificar sus postura. Note cómo los grupos de entre 5 y 6 años se mueven fácil y ágilmente; entonces observe a los niños de 7 a 8 años y detecte cómo en algunos empiezan los hombros caídos y a restringir su respiración por esta causa».
Luego es tarde
«Sabemos que corregir la postura no es tan fácil. Para muchos estudiosos del tema no basta tener la intención. Por ejemplo, una persona que está tratando de mejorar la posición de espalda se mantendrá erguida en cuanto se acuerde o esté consciente de ello, pero una vez que sea distraído del movimiento o su mente se ocupe en otra cosa, muy probablemente volverá a su estado habitual.
«Con esto no quiero decir que ya todo está perdido, que si somos jorobados así nos quedamos para el resto de nuestras vidas ¡No! Afortunadamente existen muchas técnicas al respecto.
«John Dewey (1859-1952), quien fuera un filósofo y educador estadounidense y cuyas enseñanzas se basaron en el aprender haciendo, fue un gran estudioso e investigador de la postura corporal. En su vida coincidió con el famoso F. Matthias Alexander, creador de la conocidísima técnica Alexander, un método que ayuda a mejorar la postura, balance y coordinación.
«Quizá es por hoy, aunque no el único, uno de los más estudiados y serios. Más adelante les explico de qué se trata este método. Resulta que el buen John se hizo la pregunta ¿Si la solución a los problemas de postura está en relación a corregirla, por qué no es suficiente?
«Descubrió que mejorarla no iba directamente relacionada con una acción, sino que se tenía que mirar con cuidado hacia dentro de uno mismo y eliminar las causas por las cuales se adoptó. Estarán de acuerdo conmigo que es una forma de corregir la postura muy distinta, y no estamos hablando de sicoanálisis o algo así.
«Por ejemplo, si tu patrón postural tal como hombros caídos que se colapsan en tu pecho, hace que no respires bien, la técnica Alexander te ayudará a expandir tu torso de manera natural hasta llegar a su máxima talla; aprenderás a respirar mejor y tener mejor balance.» PRINCIPIOS DE UNA POSTURA SALUDABLE Balance. Si no tenemos, nos caemos. Usamos nuestros músculos para mantenernos firmes cuando nos paramos, sentamos, dormimos o trabajamos. Nuestro cerebro integra información de estas tres fuentes: Los ojos. A qué nivel vemos.
Los oídos. El oído interno dice al cerebro dónde está nuestro oído en relación con otros.
Músculos y ligamentos. Basado en la información enviada de los músculos y ligamentos, el cerebro asume que estamos balanceados cuando sentimos igual fuerza en ambos lados del cuerpo.
Movimiento. Es más fácil caminar por 30 minutos que estar parados el mismo tiempo; cuando caminamos debemos balancear nuestro cuerpo.
Estamos parados cuando nuestro músculos para hacerlo funcionan. Los de cambio son los que usamos para pasar de una posición a otra, son dos clases de músculos que deberán trabajar juntos y para mantenernos balanceados en acción.
Postura, movimiento y balance depende de huesos, ligamentos, músculos y nervios. Los huesos soportan toda la estructura corporal y son conectados por las coyunturas.
Los dolores enseñan a moverse al cuerpo en forma diferente. Si algo lastima, adaptaremos el movimiento para que no suceda.
Los ligamentos trabajan en la dirección a donde son forzados. Músculos, son más fuertes los que se usan, los que no pierden fuerza. Nervios, desarrollan memoria, reforzando un patrón de acción.
El cuerpo se adapta a la postura y rango de acción. Con el tiempo, el estrés de una mala postura y movimiento da por resultado un desbalanceo y mal uso de las coyunturas; esto provoca un círculo vicioso que tiene como resultado mayor daño.
Detrás de esta información, la moraleja es la siguiente: una de las formas por las que podemos tener mejor postura es a través de procurarnos huesos, coyunturas, ligamentos y músculos en buen estado, fuertes, y que esta misma fuerza se observe de ambos lados del cuerpo.
La postura y el rango de acción del cuerpo dependen de la interdependencia de los músculos huesos y coyunturas. El cuerpo crea patrones de acción casi como si estuvieran escritos en una pieza de papel, similarmente los músculos, ligamentos y nervios cambian tanto como ellos se adaptan al movimiento de un patrón de movimiento, o sea que el cuerpo se adapta a las posturas y hábitos de movimiento que observemos.
Una mala postura crónica da como resultado malos hábitos para músculos y coyunturas, sobreuso de algunos, estrés en ligamentos y un pobre rango de acción.
Cómo mejorar
Cambiar los hábitos y movimientos es el resultado del trabajo del fortalecimiento de nuestro cuerpo y mente de una manera adecuada y sistemática. Existen personas, por ejemplo, que acuden al «chiropráctico» a que les de «una enderezadita», hay otras que prefieren realizar ejercicios que los fortalezcan, pero practicar ejercicio con la técnica Alexander desde mi punto de vista es una opción con beneficios reales.
Los movimientos y más bibliografía al respecto se pueden consultar en Internet a través del sitio Cuando hablamos de buena nutrición, hacer ejercicio y en general mantener buenos hábitos como tomar ocho vasos de agua diario, poca grasa, etcétera, se coincide en algo: estamos básicamente de acuerdo. ¿A quién no le gustaría, tal y como los nutriólogos recomiendan, hacer ejercicio para mantenernos en forma (y de paso guapos) y bueno, bueno, todo lo demás?
Lo cierto es que no es tan fácil y, curiosamente, pasa lo mismo con el tema de la postura corporal. ¿A quién no le gustaría estar siempre erguido, bien sentado o bien parado? En fin, observar siempre una postura adecuada y dejemos a un lado el término «socialmente adecuada» y quedémonos con el «saludablemente».
Cuántos achaques de dolores de espalda, la famosa «ciática» y problemas respiratorios podríamos ahorrarnos si conserváramos la postura y los movimientos correctos. Pero al igual que la nutrición, no es cosa fácil y Robert Rickover lo explica: Hay muchas causas por las que una persona empieza a adoptar malos hábitos posturales. ¿Dónde comienza todo? Por supuesto que existen infinidad de razones; un traumatismo corporal, abuso físico o emocional, por mencionar un par de ejemplos.
Pero la mayor parte se debe a dos factores, la imitación inconsciente de los niños hacia los adultos y los efectos de sus experiencias tempranas en el salón de clases, y puede vívidamente constatar esto en muchas ocasiones.
En una de ellas, por ejemplo, estábamos en un cafecito; un grupo de niños y adultos jugaban en una mesa, fácilmente pudimos asociar a dos pequeños con sus padres en relación a sus posturas: estaban jorobados y si nos fijamos en los hábitos por familias son muy parecidos. Es chistosísimo observar este fenómeno.
Un infante aprende por observación de la gente que lo rodea y son adeptos a copiar patrones fuera de lo común, tal como caminar como tortugas enconchadas.
Y en la escuela ni se diga. Los famosos pupitres generalmente no tienen dónde ajustarse para distintas alturas, lo que obliga a los estudiantes a encorvarse o tener las piernas engarruñadas (dato curioso, estaba leyendo recientemente que en Estados Unidos muchos legisladores trabajan en una ley para que los trabajadores tengan acceso a muebles diseñados ergonómicamente).
Y sigue Robert comentando, «Recomendaría a los padres hacer una visita a las escuelas de sus hijos y verificar sus postura. Note cómo los grupos de entre 5 y 6 años se mueven fácil y ágilmente; entonces observe a los niños de 7 a 8 años y detecte cómo en algunos empiezan los hombros caídos y a restringir su respiración por esta causa».