Antiguamente se pensaba que el lavar la cara frecuentemente podía provocar espinillas. Hoy en cambio se sabe que, muy al contrario, éstas se producen por un exceso de secrecciones sebáceas que taponan el poro (por lo que la higiene facial es fundamental). Para evitar que el poro se obstruya formándose una espinilla, es necesario retirar el exceso de células muertas que se depositan en la superficie de la piel.
Una exfoliación semanalmente y unos cuidados de limpieza, tonificación (usando productos libres de alcohol) e hidratación regular, te ayudará a mantener a raya las espinillas; pero una vez que éstas ya han hecho acto de presencia, necesitarás, para eliminarlas, de productos dermatológicos especiales para que se vayan secando poco a poco. Esto es lo más recomendable ya que la piel se sana de forma natural, aunque puede que tardes bastante tiempo en librarte de ellas. Otra posibilidad es realizar una extracción.
Tal como os comentamos en nuestro artículo “Cómo deshacerse del acné y de las espinillas”, no se debe manipular los granitos con los dedos ya que podrías causar una infección o ¡peor aun! provocarte una antiestética cicatriz muy difícil de borrar. Las extracciones deberían de hacerse en un centro de belleza pero, si las sufres muy a menudo y no tienes presupuesto suficiente, deberías al menos seguir unas extrictas medidas de higiene. En nuestro artículo de hoy te contaremos cómo deben realizarse paso a paso las extracciones para limpiar en profundidad tu rostro de espinillas, puntos negros y otras impurezas.
En primer lugar, antes de proceder a las extracciones, debes limpiarte bien la piel usando leche desmaquillante o un gel purificante suave.
Pon un poco de agua hirviendo en un cazo e incorpora unas hojitas secas de hinojo, ortiga y tila que ayudan a abrir los poros y tienen un efecto calmante sobre el cutis. Retira el cazo del fuego y aproxímalo a tu cara. Mira bien que la superficie sobre la que se apoya el cazo esté seca para que no resbale ya que podrías quemarte ¡ten cuidado! Deja que el vapor del agua impregne tu rostro durante 15 minutos para que se abran bien los poros y seca tu cara con unos pañuelitos de papel.
Una vez hecho ésto, procederemos a realizar las extracciones. Con las manos muy limpias, cubre ambos dedos índices con unos pañuelos de papel. Deberías de tener las uñas cortas para no lastimarte. Aprieta solamente las espinillas que han madurado (aquellas que tienen una puntita blanca en el centro). Debes hacerlo con mucha suavidad… si alguna espinilla se resiste a salir, aplica más vapor y si aun así no sale, no la fuerces… Si pese a todos los cuidados llegas a lastimarte y te dejas una herida pequeña, coloca sobre ella una gasa empapada en infusión de manzanilla para que se desinfecte y baje la hinchazón.
El último paso consiste en tonificar para cerrar los poros abiertos por la acción del vapor. Es muy importante hacerlo ya que, de lo contrario, la suciedad volverá a incrustarse en el poro recién abierto. Puedes emplear para ello tu tónico facial habitual o bien exprimir medio limón y rebajarlo con un poquito de agua.
Recuerda que las extracciones son un tratamiento agresivo para tu piel y deben realizarse solo una o dos veces en el mes.