A veces resulta difícil comenzar y mantenerse en una dieta. Sin embargo, existen algunos consejos brindados por los especialistas para poder mantenerse en peso sin necesidad de hacer demasiados sacrificios.

Alimentarse bien:

Incluir alimentos de cada grupo.

Hidratos de carbono: seleccionar los cereales enteros o integrales. A su vez, utilizar los que poseen bajo índice glucémico, es decir los que al ingerirlos se absorben y degradan lentamente.

Incluir alimentos con almidón resistente (papa cocida con cáscara y enfriada o spaguetti al dente), que no pueda ser degradado por las enzimas presentes en el intestino humano.

Frutas y verduras: consumir por lo menos cinco porciones. Brindan volumen al menú y proporcionan saciedad.

Lácteos: se ha comprobado que la leche, y particularmente la descremada, posee múltiples elementos que la tornan un excelente complemento para adelgazar.

Proteínas: las de las carnes son excelentes para realizar un plan de adelgazamiento sustentable por ser muy saciógenas e incrementar el gasto metabólico corporal.

 

Respetar la frecuencia de comidas

Lo que se debe hacer es comer regularmente, hacer cuatro comidas. Muchos programas de adelgazamiento proponen colaciones entre comidas: es contraproducente siempre que no tengamos hambre, pues se está agregando, sin necesidad, calorías al menú diario.

 

Aprender a armar un ambiente “seguro”

 

La idea moderna no es controlar la cantidad del alimento una vez que tenemos delante el paquete: es, por el contrario, armar un ambiente seguro. Si algo no se puede manejar porque nos gusta demasiado, lo comemos en la confitería, en el bar o, de lo contrario, compramos sólo una unidad, que empiece y termine.

 

Identificar los disparadores

Los humanos estamos expuestos a disparadores de descontrol alimentario que están en el medio ambiente habitual. Y también existen disparadores internos, emocionales, que hacen comer sin hambre.

Suprima, dentro de lo posible, estas señales disparadoras de descontrol o picoteo.

 

Jerarquizar el placer

Producto de tanto “dietismo”, la comida se ha transformado en un enemigo, en un elemento prohibido, lo cual la vuelve generadora de deseo y descontrol. Lo importante es legalizar los alimentos preferidos. Si los volvemos cotidianos, podremos bajar el deseo por ellos.